La cuperosis consiste en la presencia permanente de un tono sonrosado o rojizo en la piel, con grados de afectación variables (desde un simple tono rosado a la presencia de “venitas” que se marcan en la piel). En ocasiones, estas personas denominan su propia piel como “sensible”.
Los angiomas son malformaciones vasculares que según su tamaño y localización pueden suponer un problema estético considerable.
Actualmente la tecnología láser es la mejor opción para el tratamiento de las lesiones vasculares porque coagula de manera selectiva los capilares dilatados, sin dañar la piel.
Pueden necesitarse varias sesiones para una reducción suficiente de lesiones.
Al terminar cada sesión puede existir una ligera inflamación, que dura unas horas, y más raramente algún hematoma. Estas molestias se tratan con cremas específicas calmantes y protección solar (antes y después del tratamiento).